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Verdad, emociones y sesgos: lo que está detrás de nuestras creencias

El panel “Posverdad, objetividad y emociones” reveló cómo los procesos mentales, los algoritmos y la desinformación moldean nuestras convicciones, más allá de los hechos.

Verdad, emociones y sesgos: lo que está detrás de nuestras creencias

El problema, advirtieron los expertos durante el cuarto panel del Festival del Pensamiento, no es solo que existan mentiras. El verdadero desafío es que las personas eligen creer aquello que se ajusta a sus emociones, a su memoria y a sus miedos.

Esta fue una de las principales conclusiones de la conversación, nombrada Posverdad, objetividad y emociones: ¿por qué creemos en lo que queremos creer?.

Martín Orozco, director de Invamer, explicó que las redes sociales y los algoritmos fortalecen el sesgo de confirmación. Es decir, nos muestran solo lo que queremos ver.

“La gente tiene una convicción previa y busca que el entorno la refuerce. Ahí se rompe la posibilidad de escuchar al otro”, dijo. Su propuesta: dejar de enfocarnos en pelear por las creencias y comenzar a entender los miedos ajenos. “Hay que convencer, no pelear”, enfatizó.

Desde las neurociencias, David Aguillón Niño detalló que las emociones están directamente vinculadas con la memoria y la toma de decisiones. “Recordamos más lo que nos genera una reacción emocional fuerte, positiva o negativa. Eso termina guiando lo que consideramos como verdad”, explicó.

Según Aguillón, el exceso de contenido negativo en medios y redes afecta la corteza prefrontal del cerebro, disminuyendo la capacidad de razonar. “Escogemos la narrativa que emocionalmente nos conviene, no la más real”, concluyó.

La comunicadora y docente Goya Echeverri sumó una perspectiva clave: los sesgos no son necesariamente malos, nos permiten tomar decisiones en un entorno complejo, pero también pueden facilitar la expansión de la posverdad.

“El problema no son las emociones, sino cuando se usan para desinformar”, advirtió. En ese sentido, llamó a fortalecer el pensamiento crítico, enseñar a identificar fuentes confiables y construir narrativas emocionales que generen empatía sin ofender ni polarizar. “La verdad no circula sin confianza”, insistió.

"No se trata que el problema son las emociones,el problema es cuando se usan para desinformar para mentir": Goya Echeverri | Foto: W Radio

Los panelistas coincidieron en que no se trata de eliminar las emociones del discurso público, sino de usarlas de manera consciente y honesta. La salida está en educar para comprender, no sólo para reaccionar, y en construir confianza social desde cada espacio que habitamos.

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Bogotá HOY

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