Corte deja en firme condena contra hombre que mandó matar a su propia madre: así fue el crimen
El homicidio habría sido cometido por el condenado, con la finalidad de cobrar una póliza de vida y una herencia. La mujer fue apuñalada.
Un escabroso crimen ocurrido en el Tolima tuvo por fin su punto final. La Sala Penal de la dejó en firme la condena de 35 años de prisión en contra de Gustavo Adolfo Mellao, hombre que mandó a asesinar a su propia madre, Consuelo Mellao, el pasado 5 de agosto de 2016 en el municipio de El Guamo (Tolima).
La Corte dio credibilidad plena al testimonio del homicida, identificado como César Tulio Herrera, quien luego de ser capturado, confesó su participación y contó cómo fue contratado por Gustavo Tapia Mellao para matar a la víctima, mujer de la tercera edad.
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¿Cómo se planeó y produjo el asesinato?
De acuerdo con la investigación, todo comenzó cuando tanto el determinador, Gustavo Adolfo Mellao, como el asesino César Tulio Herrera, coincidieron en el cuerpo de Bomberos del municipio de El Guamo debido a que Herrera llegó hasta allá a realizar unas obras de construcción.
Allí, según testigos, comenzaron a tener una relación fluida, en razón a que Mellao adelantaba turnos de vigilancia de 24 horas. En ese contexto, el determinado Mellao abordó en una primera oportunidad al asesino -ya con el crimen en mente- a preguntarle si sabía dónde podía conseguir cianuro para limpiar unas “cadenas”.
Tras ello y de forma directa, Tapia Mellao le dijo directamente que estaba necesitando quien le ayudara a hacer algunas “vueltas”, a lo cual Herrera se ofreció por ser “el indicado” debido a su pasado como miembro de una BACRIM.
Luego de esto, el plan criminal fue echado a andar. Así entonces, Gustavo Tapia Mellao le indicó al asesino que le iba a pagar 2 millones de pesos y una moto de 115cc a cambio de que matara a su “madrastra” (sin decirle nunca que era su propia madre). Herrera, el asesino, aceptó.
De hecho, el asesino material le tomó una foto a Gustavo Adolfo Tapia -su contratante- y le dijo que de no pagarle, una oficina en Cali dedicada al crimen a quienes él conocía, vendrían a cobrarle. Gustavo Adolfo Tapia, le dijo que tranquilo.
Tras acordar el pago y la metodología del mismo, procedieron a planificar la incursión del asesino en la casa de la madre de Tapia Mellao. La coartada sería que el asesino ingresara a la casa diciendo que era amigo de Gustavo Adolfo Tapia e iba a jugar en unas consolas de videojuegos que había en la casa de la víctima Consuelo Mellao -las cuales alquilaba para ganar algo de dinero- para no levantar sospechas.
Antes del crimen, , los dos responsables se citaron en la cocina de la estación de Bomberos de El Guamo y armaron un croquis para definir el plan criminal con ingreso y salida de la vivienda, así como también, se seleccionó un cuchillo de la misma estación para matar a la madre del determinador.
El crimen material se produjo así según la confesión del asesino: Herrera contó que ingresó a la vivienda -aduciendo la coartada acordada de jugar videojuegos-, ante lo cual, la víctima, Consuelo Mellao, se agachó a prender una de las consolas. En ese momento, el asesino desenvainó su cuchillo y le propinó tres puñaladas en el cuello a la mujer quien comenzó a gritar.
Luego de esto, y en acto de defensa, ella le mordió un dedo antes de caer al suelo. Cuando ya se encontraba en el suelo, el asesino se paró sobre su rostro para impedirle gritar y ahogarla “más rápido”.
Acto seguido, procedió a abandonar la vivienda sin percatarse que un vecino lo había visto salir presuroso del lugar, con destino a la estación de Bomberos y en el bolsillo una cadena de oro que portaba en el cuello la madre de Gustavo Mellao, la cual sería la prueba que tenía que entregarle al hijo y determinador del crimen, con la cual confirmaría que había cumplido con la misión criminal.
Pues Gustavo Adolfo Mellao nunca le cumplió con , por ende buscó contactarlo por intermedio de personas cercanas como la tía del determinador, desembolso que nunca ocurrió hasta que fue capturado cuando estaba en la estación de Bomberos, y de hecho Gustavo Adolfo Mellao nunca volvió a la estación.
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Para la Corte Suprema de Justicia, este brutal crimen impulsado por el hijo contra su propia madre representa un delito atroz en el que más allá de toda duda razonable Gustavo Adolfo Tapia Mellao “buscó a una persona que estuviera dispuesta a matar y al tener confirmada su participación lo instigó para que cometiera el ilícito prometiéndole una promesa remuneratoria”.

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